“El rasgo de una fobia sexual es el temor persistente, asociado al deseo compulsivo de evitar sensaciones o experiencias sexuales, y que el individuo reconoce como irracional. Los fóbicos pueden no soportar los genitales, las secreciones y olores genitales, penetrar o ser penetrados, el orgasmo, ser vistos desnudos, el beso, la masturbación, el embarazo, el sexo oral. Hay quienes lo evitan por completo y son vírgenes toda la vida. El tratamiento es en etapas: puede ser psicoterapéutico, sexológico o con psicofármacos”, dice Sapetti.
Dentro de las fobias son de destacar las experiencias traumáticas vividas en la infancia o adolescencia, como son abusos sexuales e incluso relaciones no deseadas, que en algunas pacientes están en su subconsciente, y están produciendo los problemas de rechazo actuales, en estos casos funciona bien la hipnosis, porque une la experiencia traumática, con la emoción negativa sentida y escondida y desconectada del suceso que la produjo.
“La dispareumia es el dolor coital. Por lo general, y cuando no se trata de cuestiones orgánicas, se la asocia con el vaginismo, que es la contracción involuntaria de los músculos que rodean la entrada de la vagina y que impiden la entrada del pene o incluso de un dedo. En la consulta, a las pacientes se les enseña a relajar sus músculos. También, y con la ayuda de sus dedos y de unos tutores plásticos, se les enseña a lograr una distensión progresiva de esa zona”, explica Boschi.
“Son parejas que no logran tener relaciones coitales. Generalmente, en los hombres es por eyaculación precoz, disfunción eréctil o fobias. Esto a veces no impide que aunque no haya coito disfruten de una vida sexual rica”, dice Helien. Para Literat, la causa más frecuente en mujeres es el vaginismo (contracción involuntaria de los músculos vaginales al momento de la penetración) y es por una fobia, una secuela de abuso o conflicto de identidad”.
Fuente: clarin.com
Concha Etiens Cruzado, Psicóloga, Especialista en Psicologia Clínica, comentarios respecto al artículo: